Es sabido que cada país, cada pueblo y hasta cada familia posee un estilo diferente de prepararlo. Introducirse en sus secretos es todo un desafío de erudición culinaria. Puede cambiar su nombre, o variar el tipo de ingredientes: que fruta seca o abrillantada, que en molde savarín o redondo, que si agregar chocolate o helado, todo es posible, pero siempre bajo el sentido simbólico de la reunión familiar y de compartirlo en una bendita noche de paz.
Su origen histórico se ubica hacia el siglo XV de la era cristiana. Historias hay muchas, aunque la mayoría de ellas coincide en señalar que darlo a probar en la mesa de los aristócratas, fue fruto de la casualidad o de algún accidente en la cocina, ya que al principio endulzar el pan comenzó siendo una costumbre de la plebe.
No hay pueblo de la antigüedad que no se adjudique su invención. Dar a todas esas historias por válidas es el mejor modo de reivindicar su creación y de agradecer que se haya transmitido de generación en generación hasta nuestros días.

Algunas historias sobre su creación
Un pan dulce de fama es el Panettone. Se cuenta que en Milán, durante el ducado de Ludovico Sforza, en un banquete se sirvió un pan dulce que gustó tanto que el mecenas preguntó por el autor. Su nombre era Toni y así quedó el «Pan de Toni», que se fue apocopando hasta quedar como Panettone.
Otra versión de ese mismo lujoso banquete asegura que el postre que debía llevarse a la mesa se quemó. El lavaplatos Toni había preparado un pan para llevar a su casa con las sobras de la comilona: mantequilla y frutas confitadas. Viendo lo que pasaba, Toni propuso al cocinero servir su pan, que fue tan festejado que en su homenaje se llamó «Pan de Toni».
Hay también una historia de amor con final feliz gracias al pan dulce. En la misma Milán, siempre en tiempos de Sforza, Ughetto degli Atellani, era un joven de origen noble, criador de halcones y enamorado de Adalgisa, la hija del panadero Toni. La familia se opuso al romance . Pero el panadero tenía problemas económicos y Ughetto entró como ayudante para facilitar el trabajo. Así es como vendió un halcón para comprar mantequilla y azúcar y agregarla a los panes y para las fiestas agregó pasas y cortezas de naranja y de limón confitadas que empezaron a venderse de inmediato con gran éxito. Las familias de Adalgisa y Ughetto limaron asperezas y los jóvenes lograron casarse. Y lo que pudo convertirse en un drama shakesperiano concluyó dulce y amorosamente.
Otra versión de los mismos enamorados, los ubica en el siglo XVII en la ciudad de Génova. Aquí Ughetto que trabajaba para el panadero Don Zenone, estaba locamente enamorado de Adalgisa pero ella no se fijaba en él. Para ayudarlo en la conquista, Don Zenone mojó las pasas en vino, picó frutas secas y agregó un puñado de especias y lo mezcló con el pan. No se necesitó más.
La misma historia se replicó en Milán, semejante a las otras pero con matices que van delineando las particularidades de cada pan dulce. En esta historia al panadero milanés Tone no le iba bien en su panadería. Ughetto, su empleado, enamorado de su hija Adalgisa, para congraciarse con la familia y llegar a su amada, buscó harina y la agitó suavemente. Preparó levadura y endulzó la preparación. Incorporó fruta, avellanas y agua de azahar. Amasó y dejo reposar la masa toda la noche. Al día siguiente horneó los panes y el aroma se expandió por todo el pueblo y los clientes comenzaron a llegar. Una vez más el amor selló el relato y el Pane de Tone salvó la panadería.

Hay tantas variantes europeas
El pan dulce es milanés. Su masa muy elaborada lleva muchos huevos, pasas sultanas, cáscara de naranja, entre otros ingredientes. En el año 1919 el empresario milanés Angelo Motta y luego en 1933 Gino Alemagna lanzaron en toda Italia y el mundo el panettone, dulce típico de Navidad, que alcanzó fama mundial.
Su par alemán, el «Stollen» lleva nueces y almendras. Para agregar esos frutos junto con la mantequilla, los naturales de Dresde debieron obtener un decreto papal que, mediante un pago a la iglesia, autorizaba la variante.
El «Pain de Poires» se come en Austria y Baviera y lleva peras secas, higos y ciruelas.
El «Bûche» o «Tronco Navideño» francés lleva una fina capa de bizcochuelo y crema de anteca al chocolate o al café o a las castañas.
En Rusia se hacen masitas de miel, las «specutalius» muy condimentadas y se cuecen sobre un molde de madera de haya. Los ortodoxos rusos preparan la «Kutiá», mezcla de miel, trigo, frutas secas o confitadas, azúcar y leche de amapolas para la vigilia de la Nochebuena.
En Suiza, las «Delicias de Basilea» se dejan reposar siete días para concentrar los sabores antes de la cocción.
Los anglicanos cocinan una versión del «Plum Pudding» que originalmente contenía grasa de cerdo, huevo, azúcar rubia, fruta glaseada, ciruelas, zanahorias, miga de pan y especias cocinadas por horas al vapor y llevadas a la mesa flambeadas al ron.

En América también son múltiples las versiones del pan dulce
En Argentina y Uruguay es el ?Pan Dulce?. Se come en Navidad, Año Nuevo y Reyes en sus variantes de frutas abrillantadas, frutas secas, ambas o sin fruta. El agua de azahar le brinda ese gusto particular que lo hace tan rico. Suele estar acompañado de sidra de manzana.
Perú es el segundo mayor consumidor mundial del Panettone. Fue impuesto por el hijo de inmigrantes italianos Antonio D Onofrio con su propia marca. Los peruanos lo llaman «Panetón» y son exportados al resto de América y al Japón. Suele acompañarse con chocolate caliente con leche. Bolivia lo ha hecho tradicional para sus navidades.
En Colombia se llama «pan de frutas europeo» y suele consumirse en la época de Navidad.
Brasil es uno de los mayores productores y consumidores a nivel mundial de panettone, sin estar asociado a alguna fecha religiosa en particular. La receta fue llevada a Brasil por los inmigrantes italianos.
En Ecuador se denomina «pan de pascua». Desde noviembre comienza a ser vendido pero se consume principalmente en las fiestas de Navidad y fin de año acompañado de chocolate caliente con leche.
En Chile también se denomina «pan de pascua» y se consume principalmente en las fiestas de Navidad y Año Nuevo acompañado del tradicional cóctel llamado cola de mono.
En Paraguay se denomina «pan dulce» y se consume, principalmente, la variedad que contiene fruta y chispas de chocolates. Se come en la época de Navidad, no está restringido al postre, comiéndose a cualquier hora.
En Venezuela se denomina «panettone» o «panetón» y fue popularizado por los inmigrantes italianos a mediados del siglo XX. Acompaña la cena de nochebuena con ponche crema o chocolate caliente. La tradición también implica regalar el panetón como un gesto de amabilidad a otros.
En México se le denomina «pan de dulce» al pan tradicional que fue influenciado por los franceses y españoles. Fueron los que introdujeron productos horneados, como panecillos crujientes, baguettes y bollería. Ellos inspiraron a los pueblos indígenas a crear diferentes tipos de panes dulces, como besos, conchas, y cuernos, entre otros. La chilindrina es otra variedad de pan de dulce mexicano. Está hecho de harina de trigo, levadura, huevos , canela y azúcar morena. Otra clase es el pan de elote, se realiza mezclando granos de elote crudo, leche condensada, leche entera, mantequilla, huevos y polvo para hornear. Su principal característica es que no lleva harina de trigo.