Por Gloria A. Méndez

Somos una familia que hace más de 50 años estamos involucrados con la fauna marina. Retrospectivamente creo que hemos llevado adelante una maravillosa tarea, iniciada por nuestro padre David Méndez, un entrerriano apasionado por la Naturaleza, aún muchos años antes de que existiera Mundo Marino, tarea que afortunadamente siguen realizando con la misma pasión la tercera generación: nuestros hijos.

Con mis hermanos solíamos recorrer la playa porque constantemente aparecían animales marinos enfermos o heridos. En esa época, la década del 70, era frecuente encontrar cientos de pingüinos empetrolados y era común la aparición de lobos marinos con heridas. Toda la familia comenzó a atenderlos, como podíamos, sin saber nada de estas especies, porque en aquel momento nadie tenía ese conocimiento en Argentina. Sin embargo, la compasión y el amor por los animales nos impulsaron a ayudarlos.

Cuando nos dimos cuenta de la magnitud de lo que estábamos haciendo, comprendimos que necesitábamos no sólo dedicación, sino muchos conocimientos y recursos, tanto humanos como materiales. Fue así que se creó Mundo Marino. Con el tiempo fuimos creciendo y sumando cada vez más profesionales apasionados por ayudar a la fauna. Hoy contamos orgullosamente con el equipo interdisciplinario especializado en fauna marina (veterinarios, biólogos, especialistas, cuidadores, educadores, etc.) y el Centro de Rehabilitación más grande de Latinoamérica, y que es reconocido internacionalmente por sus logros.

El conocimiento adquirido con los animales que cuidamos ayudó y ayuda a elaborar proyectos de conservación, de investigación y de educación ambiental para proteger a esas especies que desafortunadamente sufren constantes amenazas debido a las acciones humanas (contaminación de mares y océanos, ocupación y degradación de hábitats naturales, calentamiento global, ruptura de las cadenas alimenticias, etc.).

Lamentablemente aquello que comenzó hace 50 años ayudando a los animales por compasión al verlos sufrir, hoy se ha transformado en una carrera contra el tiempo para la conservación de las especies marinas. La situación de la fauna silvestre en todo el mundo, tanto marina como terrestre, tiene ribetes dramáticos, tanto es así que investigadores de distintos puntos del mundo señalan que estamos presenciando la sexta extinción masiva de especies (la última fue hace 60 millones de años con la extinción de los dinosaurios). La gran diferencia con las anteriores es que fueron producidas por catástrofes naturales, en cambio la actual es producto del desarrollo humano sobre la tierra.

Hemos ocupado o modificado todos los espacios donde antes los animales desarrollaban sus vidas. En las zonas terrestres son innumerables los factores: la contaminación; el crecimiento de las grandes urbes, siendo la agricultura y la pérdida de bosques un importante factor pues se necesita desmontar la flora natural y desplazar la fauna silvestre y por lo tanto, así se modifican drásticamente los ecosistemas, debido a la demanda constante de alimentos de la creciente población humana (se estima que llegaremos a los 11 mil millones de habitantes antes que decline el crecimiento). Por otro lado, la fauna marina está doblemente amenazada, pues toda la contaminación que se produce en las zonas terrestres de una u otra forma termina en el mar. Las investigaciones actuales indicarían que toda la fauna marina está impactada a distintos niveles por la contaminación de las aguas marinas.

En los últimos años, los animales de prácticamente todas las especies que atendemos en nuestro Centro de Rescate y Rehabilitación tienen plástico en sus estómagos; el calentamiento del agua hace proliferar algas muchas veces tóxicas y se sospecha que son las que han producido muchas de las muertes de animales últimamente; la sobreexplotación por la pesca es otro problema: se estima que de seguir los actuales niveles de pesca, dentro de aproximadamente 30 años colapsarían los stocks pesqueros en el mundo, lo cual está provocando gradualmente la falta de alimento para muchas especies y el quiebre de la cadena alimenticia.

Desde el inicio marcado por nuestro padre (Don David ) hasta hoy, hemos asistido a miles de animales marinos; hemos construido un importante Centro de rescate y rehabilitación de fauna marina; hemos publicado más de 250 trabajos científicos; nuestros profesionales han investigado y descubierto varias enfermedades en pinnípedos y cetáceos; hemos dictado cursos, charlas, seminarios, jornadas y talleres para compartir conocimientos que ayudan a la conservación de animales silvestres; hemos difundido las problemáticas ambientales que los animales padecen y la motivación para que entre todos podamos hacer pequeñas acciones y crear grandes cambios positivos.

A través de los años hemos alcanzado valiosos logros y continuamos trabajando por más gracias a las personas que visitan nuestro parque educativo, ya que con sus entradas se financian múltiples acciones de conservación, investigación y educación ambiental. Nuestro Parque tiene la misión, entre otras cosas, de sensibilizar a cada persona que nos visita, y eso se logra cuando ve y siente muy de cerca a los animales que cuidamos; a ellos les transmitimos en forma amena que la fauna silvestre necesita de protección y les contamos las graves situaciones que las especies están atravesando en la naturaleza.

Afortunadamente nuestra familia está acompañada por un gran equipo de personas que son apasionadas, tenaces y están firmemente comprometidas con el propósito de dedicar grandes esfuerzos a la protección y conservación de la fauna marina y de la biodiversidad.
Esta historia comenzó así, casi sin darnos cuenta, y hoy, siendo ya mayores, sabemos que para nuestros hijos, que ya han tomado la antorcha, y para nuestros nietos que en pocos años más seguramente también lo harán, este es nuestro legado: el amor y el trabajo comprometido para proteger la fauna silvestre.